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lunes, 3 de febrero de 2014

Las tendinitis del hombro y la postura.

    Aquellos procesos del hombro cronificados en el tiempo, generalmente diagnosticados como tendinitis del supraespinoso o del manguito de los rotadores que pueden llegar a establecer lo que se conoce como hombro congelado, encuentran en la postura los cimientos de su instauración.
   En ocasiones, movimientos repetitivos o algún suceso traumático son factores desencadenantes, pero es la postura corporal quien abona el terreno. Nuestra práctica nos permite observar que se trata de pacientes con tendencia a la anteversión del hombro. Esta anteversión se instaura por el incremento de la curva cifótica dorsal. El resultado es un aumento de la tensión muscular anterior del complejo gleno-humeral.
  En esta situación, el tendón del supraespinoso encuentra mayor fricción ya que el acromión y la clavícula, así como la tensión muscular anterior, reducen la luz del estrecho por el que pasa. Los movimientos de flexión y sobretodo abducción del hombro aumentan esta circumstancia, llevando al tendón a un proceso de inflamación. El mantenimiento de esta postura junto a la repetición de los movimientos comprometidos cronifica la inflamación, derivando en ocasiones en tendinitis del manguito de los rotadores o incluso en hombro congelado.
  La resolución de este conflicto subacromial pasa no solamente por un proceso antiinflamatorio, es necesario devolver el hombro a su eje natural para disminuir la fricción del tendón del supraespinoso en su paso estrecho.
  La Osteopatía determina y trata aquellas zonas de tensión que mantienen una postura cifótica (encorvada) con anteversión del hombro. Una vez se devuelve esta postura erguida, la consciencia corporal y la reeducación muscular nos mantendrán lejos de posibles recaídas.



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