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martes, 28 de enero de 2014

¿ Cual es el calzado adecuado ?

Es difícil establecer un calzado beneficioso para todo el mundo, sin embargo existen características comunes.
Nuestro pie se compone de 26 huesos, que junto a sus músculos y ligamentos, nos ofrece una amplia movilidad. Fruto de esta movilidad, el pie se convierte en la mejor herramienta que existe para caminar y estar de pie. Es decir, no existe calzado que mejore la capacidad del pie a la hora de amortiguar el peso, asentar la postura, adaptarase al terreno o impulsarse. 
Es por esto que el mejor calzado es aquel que intervenga lo menos posible en la mecánica del pie. 
Se trata pues de un calzado ligero donde el tejido no sea rígido y permita la movilidad de los dedos tanto hacia arriba como hacia los lados, con una suela fina y plana que nos permita sentir el suelo. Sentir el suelo es un requisito indispensable, ya que sin ese estímulo el pie no puede responder a las necesidades del terreno y de la acción que queremos realizar. Hablamos entonces de un calzado minimalista que nos acerque a la sensación de estar descalzos.

SIN EMBARGO, nuestro estilo de vida sedentario ha llevado al pie y a la postura, a perder gran parte de su movilidad. Haciendo de él una estructura más rígida, con dificultad para amortiguar y menos eficiente a la hora de impulsarnos.

En estas condiciones la persona necesita ayuda para devolver al pie y a la postura su movilidad y así recuperar las características de una buena biomecánica. La Osteopatia es un gran recurso para devolver a la persona a este camino. Mientras este proceso de reeducación se lleva acabo, es útil ayudar al pie con un calzado que amortigue el paso y que facilite el impulso hacia adelante. Este calzado debe seguir siendo lo más ligero y flexible posible pero la suela tendrá que aportarnos la capacidad de amortiguación que nos falta, así como darnos mayor sujeción en la parte posterior del pie y del arco plantar.
No es sencillo hablar de una marca o modelo en concreto, ya que cada persona tiene unas características y necesidades diferentes. Por ello es importante tener el consejo de tu osteópata, ya que no es lo mismo aconsejar a una persona que acaba de empezar su tratamiento de osteopatía que aquella que ya está reeducada, o una persona de 20 años con los recursos físicos que dispone que aquella de 60 años, o bien una persona que trabaja de manera estática y prolongada (camarero/a, dependiente/a) que aquella que trabaja en una oficina . Cuanto más exigentes sean las características y necesidades de la persona más grosor deberá tener la suela y mayor sujeción deberá transmitir al pie. La suela de estos zapatos hemos de sentirla esponjosa en el contacto con el pie pero firme en el contacto con el suelo, notando estabilidad en la parte posterior. Deberá seguir siendo un calzado ligero y flexible, que deje la mayor libertad de movimiento a la parte anterior del pie.
De todos modos, cada vez existen más marcas que apuestan por invertir sus recursos en la suela del zapato, haciendo investigación o bien simplemente dedicando materiales de calidad a la parte del zapato que menos se ve. Por citar algunas que puedan servir de referencia en un momento dado, Geox o Stonefly son unos zapatos  italianos que simplemente al sostenerlos aprecias que han sido creados para llevar a cabo una función correcta y no simplemente por estética.


Por último, la manera más eficaz de elegir un calzado es la de probar y comparar diferentes zapatos y marcas, para al final poder dejaros guiar por vuestras sensaciones. El mejor calzado es sin duda el que os sea más cómodo!

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